Como todos los años, Rosario alberga el Festival de Cine Latinoamericano aunque esta vez en su edición número 26 se desarrolla desde el 6 al 14 de septiembre. Dicho evento ofrece un gran abanico de presentaciones llevadas a cabo en distintos lugares de la ciudad de la bandera, tales como El Cairo Cine Público, el Cine Nuevo Monumental, el Museo de la Memoria, la Escuela para Animadores, el Centro Cultural Parque España y la Biblioteca Argentina.
En el día jueves 12 nos dirigimos al Cine Monumental ubicado en el corazón del centro rosarino. Entre las distinguidas obras de la categoría “Competencia Escuelas de Cine”, destacamos un cortometraje documental chileno titulado “Un matrimonio feliz”. En él, su director, Antonio Zagal, cuenta los vaivenes de su complicada historia familiar.
El relato se centra en los abuelos de Zagal, quienes eran parte de la clase alta chilena. Desde el principio de esta producción, Héctor, su abuelo, remarca lo natural de que un hombre le sea infiel a su esposa y de hecho, él lo había sido en varias oportunidades con Laura, la suya. Hasta que un día su vida da un giro rotundo: las pruebas positivas de que ambos son portadores de VIH confirma las sospechas de un matrimonio que se distanciaba.
Cuando decidieron contárselo a su numerosa familia lo hicieron de a poco. La mayoría responsabilizó a Héctor y no lo tomaron de buena manera, sin embargo, Laura siempre demostró haberlo perdonado. Lo cierto es que la adversidad unió mucho más a la pareja.
Luego de un tiempo de convivir con la enfermedad, Laura decidió dejar la medicación que tomaba ya que no se sentía bien con la misma y comenzó a deteriorarse cada vez más. Una mañana, cuenta su hija en el relato, sufrió un paro cardíaco que la dejó en el hospital y pasada la noche, murió.
A través de una gran biblioteca de imágenes y videos, el director presenta una narración con la ayuda del testimonio de su abuelo y otros familiares para acompañar y darle color a la historia. Fotos del casamiento, viajes al exterior, vídeos caseros en la cocina, documentación médica colabora a sumergir al espectador en la intimidad de la familia. Interpretamos sus relaciones, comprendemos sus emociones, empatizamos con un grupo de personas con problemas reales y transversales.
Un matrimonio de años pudo ser expresado con una gran destreza en veinte minutos por el autor del cortometraje, que hace que el espectador no quiera sacar los ojos de la pantalla ni siquiera para mirar el celular. Feliz, trágico, nostálgico y emotivo es como definiríamos este relato.
Amalia Leguízamo y Augusto Chiarito